Apenas un suspiro y ya estaba garabateando sobre la mesa dibujos provenientes de su imaginación. Eran todos abstractos, la recordaban a su vida cotidiana, sólo los entendía ella. De repente, entró por la puerta aquel chico, apenas conocido, del que no quitó los ojos debido a su extraordinaria apariencia. Era él, estaba segura; ahora bien, cómo decirle algo, romper el hielo, entablar relación..
Cinco días después ahí seguía ella, día y noche pensando en cómo decirle algo. Y ahora sigue así, a unos cuántos kilómetros de él, arrepintiéndose de no haberle dicho nada. Y todo por miedo, por temor, por tener en cuenta lo que pensaría la gente.
Te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario